En el Marco del Día Internacional de la Alfabetización es necesario insistir en que este proceso no comienza en la primaria, sino desde la primera infancia, donde se desarrollan los cimientos de un aprendizaje pleno. Pareciera que aprender a leer y escribir es un aprendizaje que se adquiere en los primeros años de primaria; sin embargo, el reto empieza años antes, durante la educación inicial, etapa en la que las niñas y los niños desarrollan las habilidades y capacidades que potenciarán sus aprendizajes alfanuméricos.
En México, la mayoría de los esfuerzos, programas y políticas están dirigidas a niveles de primaria. No obstante, existe una gran oportunidad de fortalecer los aprendizajes de lectura y escritura de niñas y niños desde la primera infancia. El 95.8% de la población en nuestro país sabe leer y escribir, pero cuando hablamos de alfabetismo funcional, que implica comprender, analizar, calcular, interpretar y aplicar la información en la vida cotidiana, sigue siendo un reto pendiente. En México, el 18% de niñas y niños entre 3 y 5 años registra un desarrollo inadecuado y más de 75% presenta rezago en alfabetización y conocimientos numéricos.
Es por ello, que la alfabetización no puede abordarse sin considerar a la primera infancia. La lectoescritura es un aprendizaje gradual que consta de una construcción escalonada de conocimientos y habilidades que se van desarrollando, en su mayoría durante esta fase. De acuerdo con el Instituto Nacional de Salud y Desarrollo Humano Eunice Kennedy Shriver, durante los primeros 5 años se desarrollan seis habilidades predictoras para la alfabetización:
- Conocimiento del abecedario.
- Conciencia fonológica.
- Nombramiento rápido automático (letras, dígitos, objetos, colores).
- Escribir letras o el propio nombre.
- Memoria fonológica de corto plazo.
- Interacciones de calidad con adultos y pares.
A través del desarrollo del lenguaje, la comprensión del entorno, las experiencias de juego y en especial las interacciones afectivas durante la primera infancia, se consolidan las bases determinantes para las habilidades lingüísticas, cognitivas y socioemocionales. Los primeros 5 años de vida representan una ventana de oportunidad o de riesgo para el desarrollo de estas habilidades, considerando que estudios científicos demuestran que el cerebro humano en esta etapa tiene una plasticidad excepcional que permite que las experiencias tempranas de lenguaje, interacciones de calidad, entornos enriquecidos y juego, impulsen habilidades duraderas para el aprendizaje futuro. Investigaciones han proyectado que un país podría triplicar su PIB si todas las niñas y niños lograran los aprendizajes fundamentales en la edad adecuada.
La ausencia de estos esfuerzos en los primeros años agudiza desigualdades que más tarde son difíciles de revertir, que hacen evidentes las brechas educativas en México y América Latina, donde 9 de cada 10 alumnos de 4 a 14 años presentan deficiencias en comprensión lectora y 8 de cada 10 niños de 10 años no pueden comprender un texto simple respectivamente. La problemática se intensifica en contextos rurales y con marcadas desigualdades de género. En México, por ejemplo, persisten contrastes significativos, mientras que en Chiapas 14 de cada 100 personas no saben leer o escribir, en la Ciudad de México la cifra se reduce a 1 de cada 100. Sumado a lo anterior, dicha desigualdad también se identifica entre mujeres y hombres, grupos indígenas, contextos de migración y situaciones vulnerables que agudizan la problemática.
Si bien se han registrado avances en el aumento de la alfabetización básica, seguimos presentando grandes retos que evidencian la necesidad de fortalecer las políticas y programas dirigidos a la primera infancia, etapa crucial para garantizar trayectorias educativas equitativas y de calidad. Hoy más que nunca los compromisos de las Metas 7 y 8 del Pacto de la Primera Infancia, que tienen que ver con la Educación Inicial y Preescolar de calidad, deben ser incluidos en cualquier esfuerzo dirigido al incremento y mejora de la alfabetización. Invertir en educación inicial y preescolar es invertir en igualdad, en cerrar brechas y en el futuro de México
En el marco del Día Internacional de la Alfabetización, que se celebra el 8 de septiembre, recodemos que leer y escribir no comienza en la primaria, sino desde los primeros años de vida, cuando se establecen las bases lingüísticas, cognitivas y socioemocionales que determinan las trayectorias futuras. Invertir en educación inicial y preescolar de calidad no solo es un imperativo de justicia social, sino también la estrategia más eficaz para cerrar brechas, garantizar aprendizajes significativos y construir un México más equitativo y democrático.