Durante los primeros años de vida el cuidado cariñoso y sensible que dediquemos a las niñas y niños menores de seis años favorecerá su desarrollo físico, cognitivo, emocional y social; proporcionándoles beneficios que se extenderán a lo largo de su vida, impactando de manera favorable no solo su salud, sino también su productividad y cohesión social.
¿Qué significa un cuidado cariñoso y sensible?
Las mamás, papás y cuidadores son los principales responsables de proporcionar el cuidado cariñoso y sensible a los pequeños, incluso es importante garantizar desde la gestación.
De acuerdo con Teresa Del Rocío Márquez, cofundadora de Semillas de Amor, Fundación para Niños Prematuros, y encargada del programa de Intervención Temprana Integral, lo ideal es que toda pareja acuda con un especialista seis meses antes del momento en que desean tener un hijo, para que el especialista les guíe en el tratamiento y estudios que requieren para iniciar el embarazo bajo las mejores condiciones, y descartar cualquier riesgo para la futura mamá y el bebé, así se iniciaría con la construcción adecuada de los cimientos para el óptimo desarrollo del pequeño.
Un cuidado cariñoso y sensible incluye también cubrir las necesidades de la niñez a gozar de buena salud, adecuada nutrición, protección y seguridad; así como de oportunidades para el aprendizaje temprano. Belem Rueda, Coordinadora de Vinculación y Coach Educacional de la Fundación Criantia, señala que es importante que durante los primeros años de vida, las y los pequeños reciban la estimulación, atención y protección en el ámbito familiar, de igual forma también una alimentación sana y equilibrada, no solo en la familia sino por igual dentro de la comunidad que les rodea.
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“Poner interés, proteger y mirar por el buen desarrollo de los pequeños en este período se convierte en algo de capital y suma importancia para padres, madres, cuidadores, Estado y sociedad en general, debemos trabajar en conjunto para el beneficio de la primera infancia”, afirma Rueda.
Las mamás, papás, familia y cuidadores primarios son los principales encargados de brindar un cuidado cariñoso y sensible a los pequeños. Por ello, es importante el diseño de acciones, políticas públicas, programas y servicios orientados a empoderar tanto a los cuidadores primarios como a sus comunidades, para satisfacer las necesidades de las niñas y niños pequeños.
Procurar un buen comienzo
Es muy importante que mamá, papá y los cuidadores se informen sobre cuáles son las etapas del desarrollo de los pequeños, señala Márquez, “es cierto que no se van a volver a expertos, pero sí pueden hacerlo de una manera muy sencilla, hay muchos libros que les puede guiar y en caso de que tengan mucho trabajo y dispongan de poco tiempo, buscar un centro de expertos que puedan orientarlos y apoyarlos para estimular a sus pequeños, si trabajan y ellos no cuidan a sus pequeños durante el día, entonces buscar un cuidador que pueda establecer ese vínculo y le dé amor y la calidad de tiempo que requieren los bebés para su crecimiento”.
Los cinco primeros años de vida es la mejor inversión que pueden hacer por sus hijas e hijos, en atención, en dedicarles tiempo de calidad, ya sean 20 minutos, media hora, una hora; que sea un tiempo real de convivencia, cantando, arrullándolo, contándole un cuento, puede ser por las noches antes de dormir, es muy enriquecedor. Lo que hagan hoy por sus hijas e hijos al brindarles un cuidado cariñoso y sensible, es la mejor inversión para el resto de la vida de sus pequeños.