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Licencia de maternidad en México

La leche materna es el mejor alimento que niños y niñas pueden recibir durante sus primeros 6 meses de vida; no hay nada que pueda sustituirla.
Licencia de maternidad

Por sus componentes únicos, las infancias que toman leche materna están mejor nutridas, con un sistema inmunológico más fuerte y con beneficios adicionales en cuanto a su desarrollo cognitivo e inteligencia (OMS, 2021). Y qué decir de los beneficios a las madres: se favorece la pérdida de peso, existe menor riesgo de padecer cáncer de mama y de ovario, depresión postparto y enfermedades cardiovasculares (López-Olmedo, 2015; González de Cossío et al., 2017).

Por todo ello, en términos de política pública, la lactancia materna es la estrategia más costo-efectiva para prevenir la mortalidad infantil y mejorar la salud en el corto y largo plazo de la población. La práctica de la lactancia materna también se relaciona con ahorros económicos sustanciales para la familia, porque evita el gasto en fórmulas, biberones, consultas médicas y medicamentos (UNICEF-INSP, 2017; INSP, 2022).

Aun con toda esta evidencia sobre los beneficios y ventajas de la lactancia materna existen barreras culturales, sociales, familiares, legales y políticas que impiden una óptima práctica de lactancia materna en México. En nuestro país únicamente 3 de cada 10 niñas y niños son amamantados de forma exclusiva en los primeros 6 meses de vida, lo que lo coloca muy por debajo de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (UNICEF-INSP, 2017; Shamah et al., 2020; OMS, 2021).

En México, estudios han documentado la presencia de barreras para la lactancia materna, por ejemplo: barreras individuales, como las relacionadas con el trabajo fuera del hogar; barreras interpersonales, como las recomendaciones inadecuadas sobre los cuidados y remedios de malestares que pudieran brindar familiares; barreras institucionales, como la consejería inadecuada e infectiva de los servicios de salud; barreras comunitarias o de norma social, como el rechazo al amamantamiento en cualquier lugar público, o la aceptación de la fórmula antes de los 6 meses como reflejo de solvencia económica, y las barreras relacionadas con las políticas, como la mercadotecnia no regulada y las políticas laborales que no favorecen la lactancia materna (Bonvecchio et al., 2017).

En América Latina y el Caribe estudios han apuntado a que las mujeres sí tienen el deseo y el suministro de leche suficiente para continuar amamantando a sus bebés, sin embargo esto se ve limitado por su regreso temprano a los espacios laborales y a las condiciones poco favorables a las que se enfrentan cuando se reincorporan (IPC-IG-UNICEF, 2020).

Aquí cabe hacer notar que hace 22 años la Conferencia General de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) emitió la Recomendación 191 sobre la protección de la maternidad, en la que explícitamente señala que los miembros de la OIT deberían procurar extender la duración de la licencia de maternidad a 18 semanas, por lo menos (OIT, 2000).

Sin embargo, en México la disposición de una licencia de maternidad de 12 semanas para las mujeres con seguridad social se ha mantenido igual desde los años 70 en el Artículo 123° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y en el Artículo 170° de la Ley Federal del Trabajo. Los plazos para el goce de la licencia en el periodo pre y post natal se adecuan según el tipo de empleador.

En diciembre de 2024, México no sólo tendrá un nuevo Gobierno federal sino que la disposición de la licencia de maternidad de 12 semanas cumplirá 50 años. Las opciones laborales para las mujeres han cambiado y se han amplificado. ¿No les parece que ya va siendo hora de tomar con seriedad el análisis de la ampliación del periodo de licencia de maternidad?

La evidencia es contundente: aumentar los períodos de licencia remunerada se asocia positivamente con mayores probabilidades de amamantar, así como con la duración de la lactancia materna. Ampliar la licencia de maternidad a cuando menos 4.5 meses (18 semanas) se convertiría en una política pública de transformación para el país desde la primera infancia, que contribuye a garantizar el derecho de las infancias a la alimentación y el derecho de las mujeres a brindar a sus hijas e hijos el mejor alimento que pueden ofrecer: la leche materna.

*Dámaris Sosa es Coordinadora de Incidencia Política Federal del Pacto por la Primera Infancia

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