El país en su conjunto se encuentra procesando la resaca del periodo electoral. Con mayor o menor intensidad, todas y todos nos involucramos directa o indirectamente en el proceso; algunos en las campañas, otros en las discusiones de redes y sobremesas y otros además acudiendo a las urnas a votar. En el caso de nuestro colectivo, las organizaciones que lo integran y las personas que se interesaron, nos movilizamos también haciendo propuestas específicas e invitando a asumir compromisos claros a quienes estuvieron pidiendo nuestro voto.
Mire usted, el Pacto por la Primera Infancia es un colectivo conformado por más de 450 organizaciones de la sociedad civil. Cada una de ellas, por sí misma, trabaja llenando los huecos donde no llegan las políticas públicas, atendiendo de manera directa a distintas causas y a diversa población objetivo. Sabemos que la causa de nuestras causas tiene un punto de partida en la primera infancia y es por ello que juntas decidimos hacer de la primera infancia una prioridad nacional. ¿Cómo lo hacemos? Promovemos que quienes buscan ocupar un puesto de elección popular y piden nuestro voto suscriban el Pacto por la Primera Infancia, con el cual se comprometen a tener a las niñas y los niños de 0 a 6 años en altísima prioridad.
Ese paso de hacer con nuestras propias manos a promover que otros hagan, y que estos otros sean las autoridades gubernamentales -que son quienes tienen la responsabilidad, los medios y la obligación legal, ética y política- es un gran paso para el ejercicio pleno de la ciudadanía; si bien la construcción y ejercicio pleno de la ciudadanía no es nuestro fin último, si es medio estratégico para lograrlo.
Ser ciudadana o ciudadano significa ser miembro pleno de una comunidad, tener los mismos derechos que los demás y las mismas oportunidades de influir en el destino de la comunidad, asimismo supone obligaciones que es lo que hace posible el ejercicio de los derechos. La ciudadanía se manifiesta a partir de tres dimensiones diferenciadas: primero, por pertenecer a una comunidad que es fuente de identidad colectiva; segundo, por la capacidad que tenemos de ser agentes participantes y decisorios en las instituciones políticas y, tercero, porque supone cierto estatus legal.1
Hace unos días, en este mismo espacio celebramos la gran movilización y activismo político de las organizaciones de nuestro colectivo, pero también de las madres, padres y cuidadores que de forma individual conocieron, comprendieron, se apropiaron y se atrevieron a exigir un compromiso de parte de quienes pidieron nuestro voto 2. Al cierre del proceso electoral contamos con el compromiso de 986 candidatas y candidatos a distintos puestos de elección popular, locales y federales, de los cuales, un alto porcentaje obtuvo el puesto por el que contendió.
¿Qué sigue entonces?
Esto se siente como aquel momento en que terminó el noviazgo, ya fue la boda y ahora hay que administrar el matrimonio.
El pacto que firmaron las candidatas y candidatos consta de 10 metas nacionales muy puntuales que son indicativas del ejercicio pleno de los derechos básicos de las niñas y niños en sus primeros años de vida. Estas metas están relacionadas con pobreza, malnutrición, lactancia materna, vacunación, discapacidad, evaluación y promoción del desarrollo infantil, educación inicial y preescolar de calidad, prácticas de crianza para padres, madres y cuidadores, registro oportuno de nacimiento y eliminar todas las formas de violencia contra los más pequeños. Para alcanzar tales metas los candidatos a cargos públicos administrativos también se comprometieron a incluir objetivos y acciones en sus planes locales de desarrollo, a asignar presupuestos suficientes y a implementar medidas de seguimiento, evaluación y rendición de cuentas. Para coadyuvar a alcanzar las metas, los candidatos a pertenecer al ámbito legislativo, se comprometieron también a participar en las comisiones legislativas relacionadas con las metas, a promover reformas y presupuestos para alcanzarlas y a vigilar el ejercicio del poder ejecutivo al respecto, en el ámbito de sus atribuciones.
Esas metas y esos compromisos son también nuestros; de las organizaciones de la sociedad civil, de las madres y los padres de las niñas y niños en la primera infancia. Nuestro activismo no se limita al proceso electoral y a exigir compromisos a los candidatos, para luego, simplemente exigir cuentas, que es nuestro derecho. Nuestro activismo implica un ejercicio pleno y permanente de nuestro SER y ACTUAR como ciudadano.
Las candidatas y candidatos que suscribieron nuestro pacto y que resultaron ganadores en la contienda electoral deben saber que estaremos presentes en todo momento para sensibilizar, proponer, acompañar, colaborar y vigilar que los compromisos adquiridos se hagan realidad. Tenemos argumentos, acciones y propuestas de política pública y legislativas concretas, basadas en evidencia científica y en las mejores prácticas nacionales e internacionales, para cada uno de los puntos comprometidos, que pondremos a su disposición.
A las candidatas y candidatos que suscribieron nuestro pacto y no fueron favorecidos con el voto popular, les reconocemos su compromiso con nuestra causa y además su relevancia en el terreno político, por lo que les invitamos a ser coadyuvantes y vigilantes de nuestras nuevas autoridades en relación al cumplimiento del Pacto por la Primera Infancia.
Los integrantes de nuestro colectivo, organizaciones y ciudadanos que nos movilizamos, hemos resuelto ejercer nuestra ciudadanía sin cortapisas y sin estar sujetos al momento electoral; estamos siendo parte ya de las decisiones en política pública de nuestro país. Seguiremos haciéndolo porque somos ciudadanos de tiempo completo. Esta es nuestra agenda y aquí estaremos para alcanzarla.
#LaNiñezImporta