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La Ruta Integral de Atenciones: la ruta imaginaria

Hace algunos años, en el seno de la Comisión de Primera Infancia del SIPINNA, se gestó la columna vertebral de la política para la niñez temprana en México: la Ruta Integral de Atenciones.
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Hace algunos años, en el seno de la Comisión de Primera Infancia del SIPINNA, se gestó la columna vertebral de la política para la niñez temprana en México: la Ruta Integral de Atenciones. Fue producto de meses de trabajo entre decenas de personas expertas -servidores públicos, académicas y activistas-. Enumera y agrupa los bienes y servicios a los que cada familia, niña y niño deben tener acceso para ver garantizados sus derechos, y, por tanto, asegurado su bienestar y adecuado desarrollo. La premisa de esta construcción fue no limitarnos a enumerar lo que ya teníamos, sino hacer un ejercicio normativo y de visualización que marcara con claridad el “deber ser”.

La ruta es un instrumento poderoso, un faro que nos dice hacia dónde navegar, pero hemos de reconocer que la materialización de esa ruta se encuentra muy lejos de nuestra realidad. En los últimos años hemos puesto el peso de su concreción en el eslabón más débil de nuestro sistema: los municipios. Estos, con acceso a pocos recursos, débiles sistemas y breve duración, tienen la difícil tarea de empezar a construir una oferta programática capaz de atender las necesidades más urgentes de la niñez temprana y de sus familias.

El modelo tiene enormes beneficios: se centra en los territorios y sus problemáticas, considera de manera directa la opinión de las niñas y niños en su priorización, y obliga a la acción intersectorial para la resolución de problemas. Además de lo anterior, incluye un proceso formativo que sensibiliza y educa a las personas servidores públicos sobre la ciencia del desarrollo infantil y las normas jurídicas que hacen obligatoria su prioridad y atención.

No obstante, las autoridades estatales y federales deben asumir plenamente la responsabilidad de desarrollar una oferta programática capaz no solo de contener las problemáticas, sino de darles resolución. Nos urge, por ejemplo, un programa capaz de prevenir y corregir la mala nutrición, que en primera infancia sigue teniendo sus ejemplos más preocupantes en la desnutrición crónica (12.6%) y la anemia (39.1%). Es alarmante pensar que desde que se desmanteló PROSPERA no se ha creado un programa para resolver este gravísimo problema público.

En el mismo renglón, tenemos las bajas prevalencias de Lactancia Materna en México. Si bien la práctica de la Lactancia Materna Exclusiva hasta los seis meses ha tenido un importante crecimiento en los últimos 10 años (14.4 % en 2012 a 35.9 % en 2021 según datos de la ENSANUT) la prevalencia actual sigue siendo escandalosamente baja, y no se ha impulsado política alguna para apoyarla, promoverla o protegerla.

Otro ejemplo muy claro es el referido al cuidado y educación de los más pequeñitos. Si bien la publicación de la Política de Educación Inicial y su plan de implementación son verdaderos HITOS, estos no se han visto acompañados de la inversión pública requerida para hacerles una realidad. Sin recursos, estos planes serán inoperables, y las coberturas seguirán siendo extremadamente bajas (entre 6 y 20%, según la fuente que se consulte).

Como último ejemplo tenemos las violencias que sufre la primera infancia y, como muestra, la disciplina violenta. Todavía la mitad de las y los niños en México experimentan castigo físico o agresión psicológica por parte de sus padres, madres o cuidadores. Y aún no hay una oferta pública de amplio alcance que nos enseñe a los adultos a cargo que hay otras formas, otras técnicas, otras maneras de criar. Porque ni duda cabe, a criar se aprende, pero no tenemos quien nos enseñe más allá de nuestra propia experiencia.

Así pues, la Ruta Integral de Atenciones para la primera infancia es nuestro sueño por cumplir, pero hoy es una ruta imaginaria.

A esta administración federal le quedan 2 años, que no serían pocos si hubiera la voluntad de priorizar a la niñez temprana. Ya que no la hay, nuestro llamado es a los estados. Les corresponde a ustedes hacer esa ruta realidad. Cada vez tienen más aliados dispuestos a acompañar y apoyar la co-creación de políticas para la primera infancia. Las organizaciones de la sociedad civil, la academia e incluso el sector empresarial se está aglutinando en torno a esta agenda. Aprovechen esta oportunidad y atrévanse a construir un legado que perdurará por décadas. Atrévanse a convertir esa ruta imaginaria en una senda hacia la prosperidad.

*Aranzazu Alonso es Directora Ejecutiva y Coordinadora General del Pacto por la Primera Infancia.

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