Uno de los derechos que se deben garantizar a las y los niños al momento de su nacimiento es proveerles de una alimentación de calidad y a la salud, ambos indispensables para que logren alcanzar su máximo potencial de desarrollo físico, mental y emocional; estos derechos se protegen a partir de los primeros 6 meses de vida a través de la alimentación exclusiva con leche materna.
Ante un panorama como el que nos enfrentamos actualmente por virus SARS-Cov2, es natural que mamá y papá se preocupen por la salud de sus hijos a hijas, sobre todo si tuvieron exposición al virus y estén considerando no amamantar a su bebé. Sin embargo, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), es recomendable continuar amamantando directo del pecho, pero si esto no es posible, es importante fomentar que la mamá extraiga su leche de manera rutinaria para alimentar a su bebé mientras toma precauciones para evitar transmitirle el virus, así como las medidas de precaución para prevenir el contagio del resto de la familia.
De acuerdo con Mariana Cortina, miembro de la Asociación de Consultores Certificados en Lactancia Materna, actualmente no hay evidencia de que el virus SARS-Cov2 que ocasiona la COVID-19 se transmita a través de la lactancia materna. Una madre diagnosticada con COVID-19 puede y debe seguir amamantando a su bebé.
“La lactancia protege al bebé y a la madre contra enfermedades comunes a corto y largo plazo, el costo de no amamantar es enorme. Si la madre enferma de COVID-19 y continúa amamantando protege pasivamente a su bebé mediante el paso de anticuerpos IgA contra SARS-Cov2 a través de la leche materna, mientras continúa protegiéndolo contra otras enfermedades comunes”, señala Mariana Cortina.
La especialista afirma que hasta la fecha “no se ha detectado el virus activo en la leche de ninguna madre con COVID-19, por lo tanto, es poco probable que los bebés amamantados adquieran la infección a través de la leche materna”.
¿Qué sucede cuando mamá enferma de COVID-19?
Mariana de 40 años de edad es mamá de dos hijas, ella junto con su familia fueron diagnosticados con COVID-19, ella al momento de enfermar continuaba amamantando a su hija pequeña de 2 años y medio de edad, señala que toda su familia presentó síntomas. “A pesar de sentirme agotada, enferma y preocupada, sabía que la leche materna estaba protegiendo a mi bebé gracias al paso de anticuerpos y que la decisión de seguir amamantando era la mejor oportunidad de salir adelante”.
Mariana afirma que continuar amamantando le permitió disminuir su preocupación por la hidratación de su hija y la incertidumbre de si estaba comiendo lo suficiente, eso le ayudó a sobrellevar el nivel de estrés “porque sabía que ella estaba siendo cuidada y así podía seguir cuidando de mí misma y mi familia”.
Una mamá que ha preferido reservar su identidad, comparte que hace 5 meses nació su bebé, y unos meses antes de que naciera, su ginecólogo le advirtió que si su prueba salía positiva para Covid-19 su bebé tendría que nacer mediante cesárea y además le separarían de ella.
“Yo había aprendido que, para lograr la lactancia, era importante permanecer junto a mi bebé; lo que se conoce como el apego inmediato. Cuando escuché esta advertencia del médico, que en realidad sentí como amenaza, sentí mucho miedo y me informé, tanto que consideré ir a otro estado a tener a mi bebé en caso de que mi prueba saliera positiva para Covid-19. Aprendí que aunque la mujer tenga Covid puede tener un parto natural y además amamantar a su bebé con todas las medidas necesarias para evitar contagio”, señala.
Durante su embarazo ella sintió mucho miedo de que su prueba saliera positiva, y aconseja a las mamás que están pasando por una situación similar a la suya que se informen, “el conocimiento ayuda a tomar las decisiones correctas en momentos tan importantes para el nacimiento del bebé”.
La OMS recomienda que si la madre ha estado expuesta o es un caso sospechoso de Covid-19, y presenta síntomas leves, puede continuar amamantando al bebé, el uso del cubrebocas en la madre y el lavado cuidadoso de manos es una medida de prevención que debe seguir para evitar posible contagio, y una vez que haya terminado de amamantar al bebé, tanto mamá como el bebé deben permanecer en habitaciones separadas, al igual que se recomienda para otros miembros de la familia.
De acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la lactancia materna es el mejor método de protección para las niñas y niños pequeños, toda vez que los anticuerpos y los factores bioactivos de la leche materna pueden combatir la infección de la COVID-19, incluso si el bebé ha sido expuesto al virus. Ante cualquier duda hable con su pediatra, él le orientará sobre cómo mantener la salud de su bebé y sobre aquellos recursos que están a su disposición en su comunidad.
Fuente: Instituto Nacional de Salud Pública