Invertir más y mejor para la Primera Infancia

No puede haber una disminución inexplicable en los recursos a primera infancia en el rubro de salud, porque la carencia respecto a los servicios de salud ha aumentado. Los legisladores tienen la responsabilidad de escuchar, de representar y defender a más 38 millones de niñas y niños, incluidos 13 millones menores de seis años, aunque ninguno de ellos vote.

Los primeros años de vida representan la etapa más importante en la que el ser humano logra alcanzar todo su potencial, y también en la que los seres humanos nos encontramos más vulnerables a nuestro entorno, es por ello que las niñas y niños pequeños necesita un ambiente que les garantice las mínimas condiciones para crecer y alcanzar ese desarrollo al máximo

En México, aún se identifican importantes retos por atender en materia de atención a la Primera Infancia que permitan romper con la pobreza, exclusión y vulnerabilidad, así como lograr sociedades más prósperas, pacíficas e igualitarias. De acuerdo con Alberto Sotomayor, Coordinador de Investigación del Pacto por la Primera Infancia, “durante los últimos años ha madurado el consenso respecto de la importancia y urgencia de diseñar políticas públicas para el desarrollo integral de la Primera Infancia, así como la imperante necesidad de lograr una mayor inversión pública para garantizar plenamente sus derechos.

La combinación adecuada de ambas ha demostrado ser una vía eficaz e idónea para romper con la pobreza, exclusión y vulnerabilidad, así como para lograr sociedades más prósperas, pacíficas e igualitarias”.

Sin embargo, afirma Sotomayor, en nuestro país se identifican un conjunto de retos por atender, por ejemplo, la asignación de recursos presupuestales suficientes, que traduzcan los marcos normativos e institucionales en políticas públicas concretas que transformen favorablemente la realidad de la Primera Infancia en nuestro país.

Para lograr un cambio real en la vida de los 13 millones de niñas y niños menores de 6 años en México, es urgente que se realice un incremento sustancial en la asignación de recursos públicos destinados a la niñez.

Desde el Pacto por la Primera Infancia hemos identificado y analizado la magnitud, composición y evolución de los recursos presupuestales para atender a la niñez, con la finalidad de impulsar un cambio favorable en las condiciones de su desarrollo, y que se logren establecer los cimientos futuros del bienestar, productividad y prosperidad de las personas, las familias, las comunidades y el país en su conjunto.

De acuerdo con el estudio Los claroscuros presupuestales para la Primera Infancia en 2021, realizado por Alberto Sotomayor, “la evidencia disponible confirma la estrecha relación entre las recesiones económicas y el deterioro del bienestar infantil, al ser el sector que padece de manera más inmediata, desproporcionada, creciente y durante un lapso mayor frente a otros grupos poblacionales; por lo que es urgente priorizar la continuidad de los servicios públicos centrados en las niñas y niños, así como incrementar la inversión en la Primera Infancia”.

En dicho texto, además de identificar y analizar la magnitud, composición y evolución de los recursos presupuestales para atender a la niñez, también se realizaron una serie de recomendaciones, entre las que se encuentran:

  • Reponer los recursos recortados a programas esenciales para el bienestar de la Primera Infancia, como lo son los correspondientes a Programa de Educación Básica y Comunitaria de CONAFE; así como del Fondo de Aportaciones Múltiples-Asistencia Social y del Fondo de Aportaciones para los Servicios de Salud (FASSA).
  • Inclusión del Programa de Expansión de la Educación Inicial en el Anexo 25 “Programas Sujetos a Reglas de Operación”, para lograr una mayor transparencia, certeza, eficiencia y eficacia de los recursos que le son asignados y distribuidos a las entidades federativas para su operación.
  • Planificar un incremento progresivo de los recursos asignados a Primera Infancia por parte de todos los ejecutores de gasto. Debido a la crítica situación que vive el país como consecuencias de la pandemia COVID 19, se sugiere empezar por financiar un paquete de servicios básicos de emergencia para las niñas y niños menores de 6 años en situación de pobreza.
  • Incrementar la efectividad de la Evaluación del Desempeño de los programas en favor de la infancia.
  • Revisar la distribución territorial de los recursos correspondientes a las aportaciones y programas federales para lograr que aquellas entidades federativas con mayor número de niñas y niños en pobreza reciban una mayor proporción de los recursos públicos.

Hoy es necesario actuar para cambiar favorablemente la vida de las niñas y niños a partir de la Primera Infancia, no en el futuro, no mañana, el llamado es ahora. Urge sacarlos de la invisibilidad y crear las mínimas condiciones para atender su derecho a la alimentación, la educación, la salud, y la protección, con una mayor y mejor inversión.

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