Ha comenzado el año 2023, hemos sido de los afortunados que han franqueado más de mil días de pandemia por el Covid-19. Queremos pensar que este año será mejor que el anterior. Y a pesar de que el panorama económico, político y social en nuestro país es poco alentador, si ponemos atención, en realidad todavía son más los motivos para dar gracias (al Creador, a la vida o a quién ustedes quieran) por una vuelta más al sol y la oportunidad de un nuevo comienzo.
Un nuevo comienzo, un nuevo ejercicio fiscal, un nuevo periodo de sesiones legislativas, una nueva ventana de oportunidad para mejorar las condiciones y el acceso de las niñas y niños en primera infancia a servicios de salud, a educación de calidad y a garantizarles la protección de sus derechos.
Hacer frente a estos desafíos ya supone prever una enorme cantidad de energía para continuar alzando la voz por los derechos de las niñas y niños más pequeños, quienes no esperan. Por ello insistimos con contundencia en que se debe invertir de forma inmediata en programas y servicios públicos que beneficien a la primera infancia y que estos servicios deben ir más allá de solo vigilar la supervivencia de la infancia, sino que aspiren a que cada niña o niño que nace en México alcance el grado más alto posible de bienestar a lo largo de todo el curso de su vida.
Este 2023 inicia con un escenario en el que la desconfianza, la polarización y la incertidumbre continuarán. Sin embargo, no debemos olvidar que en medio de las tormentas ¡las niñas y niños van primero! Van primero porque así se estableció en el Artículo 4° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y en el Artículo 6° de la Ley General de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, en atención a lo establecido en la Convención de Derechos del Niño.
Ahora bien, en este principio de año vale la pena recordar que el Interés Superior de la Niñez es un principio rector con nivel constitucional, esto significa que su cumplimiento es una obligación y su incumplimiento una falta. Para comprender mejor este principio, se deben distinguir dos elementos: primero, que todas las niñas y niños tienen derecho a ser priorizados ante la cualquier toma de decisiones o práctica que los afecte en lo individual o colectivamente; y segundo, que las autoridades e instituciones públicas, sector privado, y poderes legislativo y judicial tienen la obligación de considerar la supremacía de la infancia ante cualquier medida que adopten e impacte a este grupo de la sociedad. Para ello, los gobiernos de los tres niveles (federal, estatales y municipales), y los poderes legislativo y judicial, están obligados a adoptar las medidas para la asignación o reorientación de recursos económicos y materiales suficientes para hacer plenamente efectivos los derechos de la niñez. Insisto: su cumplimiento es una obligación y su incumplimiento es una falta.
En el cuidado de las niñas y niños menores de seis años, el Interés Superior de la Niñez se traduce en un enfoque de derechos que supone programas y servicios más integrados, que aborden los problemas desde varios frentes. Por ejemplo, la Ruta Integral de Atenciones para la Primera Infancia sirve como referente para orientar a las autoridades mexicanas y a los demás actores responsables en la implementación de 29 atenciones englobadoras en cuatro ámbitos: salud-nutrición, educación-cuidados, protección y bienestar. La Ruta Integral de Atenciones pone en el centro a las niñas, niños y sus familias, y articula la integralidad de los programas y servicios que deberían recibir (consúltala aquí).
En el escenario actual, resulta más urgente que nunca brindar servicios y cuidados a la niñez en primera infancia comenzando con fortalecer las acciones de salud y vacunación, apoyar a las mujeres para que puedan sostener la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses y complementaria de sus bebés, ampliar las licencias de maternidad de 12 a 24 semanas, y asegurar que todas las niñas y niños reciban servicios de educación inicial con calidad.
Por ello, para atender estas prioridades de las niñas y niños más pequeños llamamos a las autoridades de salud, a las autoridades de educación, a las autoridades de trabajo y seguridad social, a las y los legisladores, en todos los niveles institucionales y junto con la sociedad civil, a que en este inicio de año reflexionen sobre lo siguiente: primero ¿qué están haciendo hoy para atender a las niñas y niños en primera infancia y sus familias?, y segundo, ¿qué podrían lograr con un poco de voluntad política para dar cumplimiento al principio del Interés Superior de la Niñez?
Y a las mamás, papás, abuelas, abuelos, tías, tíos y demás personas que cuidan a niñas y niños pequeños, les invito a reflexionar sobre ¿qué están haciendo para exigir la garantía de los derechos de sus niñas y niños más pequeños?, y ¿qué podrían hacer para exigir el acceso a las vacunas completas, a la vigilancia de su salud y nutrición, a recibir educación de calidad?
Si queremos un cambio profundo en México, una verdadera transformación, necesitamos comenzar por lo primero, y lo primero son y deben ser las niñas y niños en nuestro país. A quienes hablan sobre el “interés superior de la nación” les quiero decir que eso es una falacia, es una idea engañosa de supuesta transformación. Si realmente les preocupa la transformación de nuestro país, entonces deben acatar la obligación de hacer cumplir el Interés Superior de la Niñez. Es un deber constitucional. En este 2023 tendrán una nueva oportunidad, no la desperdicien.
